Todo para el gobierno, nada para el pueblo.
- Jenny Martínez
- 21 mar 2017
- 2 Min. de lectura
¿Qué se puede esperar de un país cuyos gobernantes solo conocen el signo de dinero?
Médicos de Puebla, Veracruz, Coahuila, Aguascalientes, entre otros estados, salieron a protestar contra la universalización de los servicios de salud. Esta nueva forma de administración pretende crear un fondo único para que se dé un acceso más amplio a estos servicios para toda la población, independientemente de la institución a la que pertenezcan, o al menos eso aparenta.
México invierte muy poco en salud pública, solo destina el 3.1 % del PIB en comparación con los demás países que forman parte de la OCDE con el 6.5 %. Claramente deja mucho qué desear la falta de compromiso hacia la mejora de los servicios a los que tenemos derecho; pero el gobierno ve más este sector como una concesión o como un servicio solo para aquellos con capacidad de pago.
El pueblo está harto de tanta ambición y de tanta falta de oportunidad. La escasez de material de curación, medicinas, insumos y demás instrumentos de trabajo; en especial, la falta de calidad en el equipo inmobiliario o hasta la inexistencia del mismo en hospitales donde son necesarios, son solo algunas de las pautas para el hartazgo de la comunidad. De igual forma se demuestra en las manifestaciones de los maestros en los distintos estados de la república.
La manifestación de los médicos no solo fue para demostrar su inconformidad, también fue en apoyo a estos maestros con sed de libertad y de mejores condiciones.
Peña Nieto llegó al poder con sus reformas intencionadas a mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sin mencionar que esos mexicanos no serían ni los niños, ni los trabajadores ni nadie no perteneciente a la clase política. Su gobierno detonó el incordio del pueblo y cada vez hay más personas con ganas de manifestarse. Al menos su afán de afectar a la sociedad mexicana sirve para despertar la voz de un México cansado de tanta represión.
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